11 May La pasión por el oficio: Cordista en la catedral de Meaux
En mayo del 2014, Franck, techador–cordista, y Kilian, su aprendiz, intervinieron en el tejado de la catedral de Meaux. Un lugar de trabajo atípico que nos permite destacar los retos de la profesión de técnico de acceso mediante cuerda junto con la necesidad de poseer una auténtica experiencia como artesano. El testimonio de los trabajadores de las empresas Abside y Epicure nos presenta esta polifacética profesión.
Entrevista con Franck Jarrige: experto techador
Franck, de 41 años, padre de dos niños, superó los estudios profesionales superiores franceses (CAP y BP) de técnico en cubiertas a la edad de 16 años. Jefe de equipo y encargado de negocios en la empresa Aplomb durante nueve meses, obtuvo los Certificados de Cualificación Profesional de nivel 1 y nivel 2 de oficial cordista, ya que la normativa requería estar enganchado a una línea de seguridad para reparar y restaurar, por ejemplo, las cristaleras del Grand Palais de París. Después, volvió a sus orígenes para trabajar en Abside a partir de septiembre del 2013.
«Me encanta trabajar y adaptarme a la gran variedad de proyectos que realizamos en diferentes lugares. Me siento especialmente satisfecho de poder transmitir mis conocimientos sobre la profesión mediante la tutorización. Durante varios meses, he enseñado el oficio de techador a Kilian Jacquin, de 19 años, certificado como cordista. Me gusta delegar, hacer que los jóvenes avancen, ponerlos en situaciones reales, ofrecerles el gusto por el trabajo bien hecho para que al final consigan un trabajo indefinido. El sistema de formación a través de tutorización no se da en todas las empresas. Tanto para el aprendiz como para el tutor, es muy enriquecedor estar con la misma persona durante un cierto tiempo.
«En nuestro trabajo, nos enfrentamos a situaciones en las que debemos estar atentos y encontrar soluciones que no son evidentes. Ante todo, enseño a los jóvenes aprendices a ser eficaces. Nuestra profesión es bastante física y los lugares a donde vamos suelen tener un acceso difícil y debemos instalar material para poder progresar y asegurarnos para trabajar adecuadamente. Los jóvenes se pueden encontrar fácilmente en dificultades o bloqueados en un lugar si se han olvidado las herramientas, sin contar con el cansancio, la pérdida de tiempo y la falta de eficacia. Los principios son: análisis de la tarea a realizar, no dejar nada al azar, estar siempre presente en lo que uno hace, anticiparse, prepararse y preparar los materiales… Es la clave de la longevidad en nuestra profesión. Con autonomía y buenas competencias como artesano profesional y cordista, el aprendiz se va construyendo una auténtica carrera laboral. Por supuesto, hacemos un seguimiento de nuestros aprendices, lo que no es raro que años después, nos llamen para pedirnos ayuda, por ejemplo, para saber cómo soldar bajo el agua.»
Ejemplo de un trabajo en la catedral de Meaux (Ile de France) con Franck y Kilian
«Se nos presenta un caso real y decido llevar a Kilian, mi joven aprendiz, al tejado de la catedral de Meaux para sustituir una caja de agua debajo de un canalón. El joven técnico está impresionado, tenemos unas vistas de 360° a 30 o 40 km, la torre tiene una altura de 70 m, todas estas piedras y cubiertas fueron talladas hace más de 400 años. Las fechas de construcción de este edificio se sitúan entre 1175 y 1540.
Es muy emocionante pero debemos tomar una cierta distancia y ocuparnos de lo que hemos ido a hacer. Se necesitan dos personas a tiempo completo para realizar este trabajo. Tenemos un pliegue de condiciones técnicas, hemos realizado nuestra evaluación de riesgos, nuestro protocolo específico de actuación en cuanto a nuestra seguridad y la del edificio.
La agencia francesa que se ocupa de los edificios históricos no nos ha dado este trabajo por casualidad. Debemos acceder, es decir, progresar por una maraña de arcos y balaustradas. Para complicarnos un poco la vida, al principio del trabajo, nos sorprendió un buen aguacero. Para instalar nuestros anclajes, debemos retirar tejas. Yo me encuentro en la pasarela superior y «guío a distancia» a mi joven aprendiz que se encuentra en la pasarela inferior. Debe ir equipando mientras utiliza técnicas muy específicas. La decisión de instalar cuerdas es un procedimiento muy complejo. La mínima caída en péndulo tendría como consecuencia un riesgo de deterioro de piedras, esculturas artísticas o incluso las vidrieras. Así pues no tenemos derecho a equivocarnos.»
Entrevista con Denis Marchand, presidente de la empresa Abside
Denis Marchand es guía de alta montaña, monitor de esquí y perito en proyectos de obras públicas.
¿Por qué el trabajo mediante cuerda?
«Unifiqué mis actividades profesionales relacionadas con el acceso mediante cuerda en la empresa Acces. En el 2000, con mi socio Sébastien Testé, monitor de escalada y técnico de acceso mediante cuerda, creamos la empresa Abside y, a continuación, la empresa Epicure. Estamos certificados para el trabajo mediante cuerda, pero también como especialistas en montaje de andamios y operadores de cestas.
Paras los trabajos en edificios en áreas urbanas, nos encontramos con ciertas dificultades para intervenir de forma adecuada. Un 5% de los trabajos que realizamos implica edificios considerados inaccesibles. Son lugares donde tenemos que utilizar medios complementarios para poder trabajar.»
¿Cuál es tu motivación, qué es lo que te gusta de tu profesión?
«Me gusta trabajar en altura y el marco excepcional en el que trabajamos. Nuestra profesión es físicamente muy exigente, especialmente a causa del mal tiempo, pero siempre incluye algún componente muy interesante: vemos la ciudad desde lo alto y no te deja indiferente y esto tiene mucho valor. Y al final, para nosotros, los proyectos en la ciudad significan París con sus tejados y pequeños patios escondidos, todos los increíbles detalles de la vida urbana. No utilizamos lo mismo para todos los proyectos, nuestras intervenciones son muy variadas y cada edificio es único.»
¿Cuáles son los grandes logros de tu profesión?
«Hace tan solo algunas décadas, apareció una nueva profesión: cordista. Actualmente, en Francia, hay 5000 cordistas y 400 empresas especializadas en trabajos de accesos difíciles. Hemos participado en la creación de un nuevo negocio y para nosotros es un gran logro. Francia es el motor de esta profesión. Al principio, éramos unos diez trabajando para crear nuevas referencias, un sistema de formación, nuevos modos operativos y también empezamos a colaborar con fabricantes para diseñar nuevos equipos (arneses, anticaídas, elementos de amarre…). Hemos acercado dos actividades que parecía que no tenían nada en común.»
¿Cuáles son los mejores momentos de la empresa?
«Los mejores momentos son los encuentros con nuestros clientes, con los que trabajamos diariamente. Nuestro savoir-faire nos proporciona una gran capacidad para responder a lo que nuestros clientes necesitan y nos permite mantener un desarrollo controlado de nuestra empresa. En el futuro, deseamos ir más lejos, pero siempre con una cierta precaución, ya que la dificultad consiste en encontrar soluciones fiables que nos permitan subsistir y soñar. Estar en altura todos los días significa trabajar en situaciones peligrosas, pero reducimos los riesgos realizando análisis previos, concentrándonos en nuestro trabajo y utilizando nuestra gran experiencia.»
¿Qué tal la experiencia de formar a otros y enseñar la profesión a las futuras generaciones?
«Nos implicamos directamente con nuestros jóvenes cordistas para que aprendan el oficio de techadores a través del método de la tutorización a jornada completa. Implicarse es la regla en Abside, no es posible ser oportunista en nuestra profesión. Todos los días, tenemos problemas que resolver, con los materiales, piedra, tejados o infiltraciones en los tejados de tablas de madera. Nuestra polifacética profesión requiere que lleguemos al fondo de las cosas y analizar todas las soluciones posibles para encontrar la mejor.»
Fuente: www.petzl.com